Pulso

Miénteme con la frente en los labios, con la lengua trabada en cristales, con el insulto atrapado de metáforas. Desliza la humildad en la cintura, permítele retorcerse en su cuna visceral. Lagrima, tensión costilla, ojos que mienten por lo bajo a gritos, entra lento, grita, miénteme con los labios sellados en mi carne.
El momento perdido es neblina de otoños rojos, tu palabra de voluntad, cadena que corta las entrañas jalando el orgullo. Dame la hostilidad que me consume, arráncala y destrípala dentro de mi vientre, miénteme al oído con el aliento cálido de estupores, con los ojos nublados de pasiones ocultas. Limpia y desliza y canta y córtame en retóricas verdes y en suciedad de piso, y no me veas, óbviame la desnudez trágica. Seamos el absoluto complejo de la nada y el piano, el tic-tac y el dogma.
Miénteme con la lengua en la espalda, con los labios partidos de bajeza, con el monótono pulso del gemido y no me veas las lagrimas desnudas. no veas la verdad sangrando en mi pupila.